El mundo estaba lleno de monstruos y todos ellos estaban autorizados a morder a los inocentes y los incautos.
Hay que tener de base que “Cujo” es un noble perro de raza San Bernardo que siempre había tratado de hacer todas las cosas que sus dueños humanos le habían pedido o habían esperado de él. Hubiera muerto por ellos, en caso necesario. Jamás había querido matar a nadie. Había sido atacado por algo, posiblemente el destino o la fatalidad o simplemente una enfermedad nerviosa de carácter degenerativo llamada rabia. El libre albedrío no había intervenido en esto.
Pero los síntomas que poco a poco mostrará este querido perro, irán marcando su desdichado final. La manera en que el dolor se agitará en su cabeza, ocupando su instinto ordinario por uno asesino, llenándolo de sueños insólitos en los que destroza y desgarra a los humanos, aquellos que serán monstruos para él; un mar de odio que lo carcomerá lenta pero dolorosamente.
Los residentes del estado de Maine, Estados Unidos, nunca se les pasará por la cabeza que la rabia, una horrible enfermedad del cerebro y el sistema nervioso, pueda llegar a ellos en la forma de un enorme San Bernardo moribundo pero con toda la latente y sobrenatural astucia que solo esta enfermedad le puede brindar, una que lo volverá demasiado sensible a los sonidos, a los colores y olores, mientras el acecho será su mejor arma de terror para los que según él, son los causantes de su insoportable sufrimiento.
Emergiendo entre las sombras como una terrible máquina de destrucción, rabioso y gruñendo como un destino fatal que castigará los pecados cometidos por los humanos, así será Cujo en esta historia, a punto de devorar a los desesperados y aguardando para atacar a los insensatos.
Todos los monstruos deberían vivir bajo los puentes o en el interior de los armarios o al final de los callejones sin salida. Tendría que haber una ley nacional.
Este libro fue hecho película en el año 1983 con una gran fidelidad a la historia original y llena de igual manera del terror característico de Stephen King. Dirigida por Lewis Teague en 1983 y con las actuaciones de Dee Wallace, Daniel Hugh-Kelly, Christopher Stone, Ed Lauter y Danny Pintauro. Altamente recomendada si pueden verla valientemente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Hola, gracias por pasarte por el blog y comentar.